Tradicionalmente relacionadas a la llegada de la primavera, las alergias oculares también pueden afectarnos durante la época de invierno, principalmente producto del encierro y la falta de ventilación a la que nos vemos expuestos.
Una alergia es cuando el sistema inmune del cuerpo reacciona a un alérgeno que normalmente es inofensivo. Cuando un alérgeno entra en contacto con su ojo, ciertas células del ojo liberan histamina y otras sustancias para combatir el alérgeno. Esta reacción provoca que nuestros ojos se vuelvan rojos, con comezón y lágrimas.
En invierno las alergias oculares se vuelven frecuentes debido a la presencia de microorganismos en el ambiente, causando resfríos y conjuntivitis alérgica, que se origina por la alta concentración de bacterias en el ojo.
Los niños son quienes resultan más perjudicados por la presencia de gérmenes, principalmente debido a la manipulación que realizan de los objetos con sus manos, para luego rascarse o sobarse los ojos.
Además de los microorganismos, los alérgenos en el aire pueden ser:
- Polen de hierba, árboles.
- Polvo.
- Fumar.
- Hongos.
- Pelos animales.
Las reacciones alérgicas a los perfumes, los cosméticos o las drogas también pueden causar que los ojos tengan una respuesta alérgica. Algunas personas pueden ser alérgicas a los químicos conservantes en gotas para ojos lubricantes o gotas para los ojos recetadas. En su lugar, deberían usar gotas libres de conservantes, si es posible.
Los síntomas más comunes de alergia ocular incluye:
- Ojos rojos, hinchados o con picazón
- Ardor o lagrimeo de los ojos
- Sensibilidad a la luz
- Sensación de cuerpo extraño
- Sequedad
¿Cómo actuar frente a ellas?
Se recomienda acudir de inmediato a su oftalmólogo en caso de presentar síntomas de alergia ocular. Para aliviar las molestias se recomienda:
- No frotarse con las manos.
- Aplique agua fría para reducir la molestia en la vista.
- Se debe procurar mantener los espacios ventilados y desinfectados para evitar el incremento de alérgenos que son causantes de resfriados.