Muchos problemas visuales deben ser tratados durante la infancia, ya que cuando nacemos nuestro sistema visual aún no se encuentra en un estado de completa madurez, y seguirá evolucionando hasta aproximadamente los 12 años de vida. Por eso, es que resulta tan importante realizar un examen de la vista para niños antes de que comiencen la etapa escolar, para así facilitar la interpretación de letras y objetos.
Es preciso recordar que las personas recibimos el 90% de la información gracias al sentido de la vista. Justamente por ello, durante la infancia la exigencia visual es muy alta, debido al aprendizaje constante al que se ven expuestos los niños.
La detección temprana de afecciones visuales es el primer paso para su tratamiento. Si percibimos que nuestros hijos presentan frecuentes dolores de cabeza o dificultad para reconocer objetos a diversas distancias, es fundamental que llevemos a los pequeños a una clínica oftalmológica, donde será un especialista quien determinará cuál será el mejor tratamiento a seguir.
Examen oftalmológico para niños
Para poder detectar estos trastornos es fundamental el papel de los padres, de los maestros y del médico especialista, ya que el diagnóstico precoz de algunas anomalías visuales resulta crucial para prevenir futuros desórdenes en el aprendizaje.
Un tratamiento adecuado permitirá que los niños tengan una buena visión durante el resto de sus vida, y evitará complicaciones a futuro.
Prueba de visión
Será el médico oftalmólogo quien defina las pruebas necesarias para detectar los problemas más comunes, a través de un examen de la vista para niños. Es importante recalcar que estas serán distintas a las que se le hacen a un adulto, ya que los niños cuentan con un lenguaje limitado.
Si observamos alguna anomalía tras el examen de la vista para niños, el oculista explicará con detalle en qué consiste y asesorará a los padres sobre el mejor tratamiento para el menor: lentes de contacto, gafas o entrenamiento visual, etc.