El estrabismo corresponde a una anomalía que afecta los músculos que controlan los movimientos de los ojos y la dirección de la mirada. El tipo de estrabismo se clasifica en función de la dirección en la que se desplaza el ojo: estrabismo divergente y convergente.
Nos referimos a estrabismo divergente, cuando el ojo se desvía hacia afuera, por lo que se tiende a alejar de la nariz. Por lo general, afecta a los niños mayores de 3 años y a adultos.
Estrabismo convergente
El estrabismo convergente es el tipo más común y, a diferencia del estrabismo divergente, los ojos se van hacia el centro de la nariz. El tratamiento más habitual es el uso de gafas, sobre todo en los casos en que el estrabismo va asociado a la hipermetropía, por lo que es fundamental comprobar si con esta corrección se modifica la desviación del ojo.
En la gran mayoría de los casos se reconoce la desviación, pero no siempre los motivos que la producen. Existen diversas causas asociadas al desarrollo de estrabismo, las que van desde patrones genéticos y hereditarios hasta una fractura de los huesos de la cara, efectos de cirugías oculares o problemas relacionados con la tiroides.
Estrabismo divergente: tratamiento en niños
La forma de estimular el ojo desviado es obligarlo a ver. Esto se consigue dentro de la etapa de maduración visual, con tratamiento ortóptico, donde un especialista estimula el trabajo de los músculos extraoculares, con la técnica de oclusión con parche o una gota que paralice la pupila.
Asimismo, se buscan las maneras de obstaculizar el ojo bueno para poner a trabajar el ojo desviado, utilizando distintos juegos en la computadora u otros aparatos electrónicos o digitales, que concentren la atención del niño frente a la pantalla, quien sin darse cuenta cumple el objetivo de controlar el estrabismo divergente de una manera didáctica.