Si bien sus síntomas son muy similares a los de la conjuntivitis bacteriana, la conjuntivitis alérgica presenta ciertas características que la hacen diferente. Tal como su nombre lo indica, la inflamación no es provocada por agentes infecciosos, sino que corresponde a una reacción generada por alérgenos.
La conjuntiva es la membrana que cubre la superficie del ojo y los párpados. Con la conjuntivitis alérgica, esta se inflama al estar en contacto con el polvo, moho, caspa, polen o cualquier elemento que genere alergia.
Conjuntivitis alérgica: tratamiento
Si bien lo ideal es prevenir la conjuntivitis alérgica, manteniéndose lejos del contacto de elementos alérgenos que puedan provocarla, el tratamiento, al igual que en otros tipos de conjuntivitis, se enfoca en aliviar los síntomas, a través de:
- Utilizar gotas lubricantes o lágrimas artificiales
- Aplicar compresas frías en los ojos
- Si el médico lo considera necesario, le podría recetar antihistamínicos.
- En el caso de reacciones graves, pueden recetar gotas de esteroides oftálmicos suaves.
Síntomas de la conjuntivitis alérgica
Los signos y síntomas son muy variados, aunque en casi todos los casos predomina la picazón en la zona afectada, acompañada de molestias y enrojecimiento ocular leve. El principal consejo es evitar frotarse los ojos, para que las molestias no se agraven.
En ocasiones hay acumulación de líquido en los párpados, el que se presenta principalmente por las mañanas. En algunos casos pueden aparecer legañas blanquecinas, pero no son muy abundantes.
Si los síntomas persisten, a pesar del tratamiento, es posible que se trate de una afección más compleja, que puedan apuntar a un tratamiento de glaucoma, u otra afección ocular.
Lo principal es poner toda la información a disposición de un oftalmólogo especialista en conjuntivitis alérgica, quien realizará el diagnóstico adecuado. Al igual que en otras áreas de la salud, lo más aconsejable es evitar la automedicación y diagnósticos de personal no experto.